Friday, November 02, 2007

Sin titulo (nada lo tiene)


El pie que se tropieza en la pata de la cama que no tengo. El cuerpo que cae de bruces volándome los dientes. El sonoro coñodelamadre retumbando en la oscuridad. La mano tanteando el suelo frío. Las pastillas lejanas como los aplausos. Las noches cuando Bukowsky era una lectura poco predecible. Esas mañanas húmedas despertando con alguien a quien quieres darle otra cara. Tres tristes tigres bailando en cocaína sobre la alfombra que mamá me regaló. La luz del sol que sale por el este. El semen que no se quita de la pared. La cabeza que camina muriéndose de frío en otro continente. El mínimal que puya los temblores. El adios a K. La confesión de R. Las mentiras de G. Un triángulo tan fácil como un equinoccio. Las promesas de lo indivisible. La inocencia de C. Prudencia telefónica cada viernes a las 3:00 am. Las cajas de pollo frito pudriéndose en la cocina. La inundación de la sala. El fregadero desplomándose. La antena de DirecTV intercambiada por estrellas azules y mitsubishis y corazones blancos y fórmulas verdes. La llegada y la salida. El adios irreductible. Las madrugadas de pilates falsos. La visa negada y el capricho absoluto. El abrazo con lágrimas fantasmales. El último polvo. El 11 de septiembre. La confianza plena. La desilusión inevitable. El dinero botado a la basura. El sueño monocromático. El fin del verano. El otoño eterno. El All You Can Leave Behind de U2 que suena y suena y en el que hay mensajes escondidos que te piden que creas en el destino y en los números borrosos que te envían cuando tienes la boca seca y el corazón estirado. El suicidio simulado. Los espasmos del mantenido. La noche de brujas con Christian Castro bañado en las luces rojas de una discoteca con la camiseta pegada a tus huesos muertos. Lo que se pierde y lo que se gana. El año en que vivimos en peligro. Un presidente que cae y se vuelve a levantar. Hashis con marihuana y drum & dass con ruiditos (cómo gustan esos ruiditos) y una cama fría sóla y una mano dispuesta y la primavera y el concurso perdido y las oraciones a Dios drogado hasta el culo y Dios que no te escucha y te devuelve delgado y casi muerto. Todo igual. Nadie se acuerda de nadie y el tiempo que has pasado recordando sin mostrarlo deja su huella cuando nadie devuelve tus llamadas y el club que visitabas está invadido por zombies y la inspiración no aparece tan fácil como creías porque no aprendiste nada ni ese año (ni ninguno de los anteriores) y te sigues matando con lo mismo a ver si algo regresa, pero las pastillas, como siempre, siguen tan lejanas como los aplausos, y la marihuana no es lo mismo, porque lo verde no es marrón y lo marrón es más efectivo para sanchochar las letras oscuras. Y ahí va la otra oportunidad y tú que la tomas con absoluta responsabilidad y que compras pantalones de mezclilla y camisas de vestir y crees que te ves muy guapo con esos lentes de intelectual con montura al aire que te hacen ver como un ñángara y el dinero que vuelve a llegar y tú dale que dale con la maría y dale que dale con la blanca y dale que dale con las estrellas y los mitsubishis y los corazones y el infarto que no llega aunque lo busques y la leyenda que no mereces ser porque no has hecho lo suficiente para ganártela y C empeñada en que nunca llegarás a nada, con razón, porque era verdad, pero tú le insistías que sí, que poco a poco, y dale que dale con la maría y R que es ahora quien se va y tú que no lo abrazas porque no quieres extrañarlo tanto y todavía te haces la idea de que no es así cuando sí lo es. Igual se va y tú te quedas y todos se fueron finalmente y tú te quedaste para siempre y C que descubrió tus mentiras y se largó definitivamente y K que se casó y no te habló nunca más y las entrevistas repetidas contigo que nunca te viste bien en la televisión y el dinero que sigue llegando y dale que dale con la maría y con la blanca y ya no te gustan las estrellas y los mitsubishis y los corazones, hasta que dejas a la maría y te quedas con la blanca nada más y te crees importante porque ahora conoces mujeres que no conociste nunca, pero la gente cree que sí cuando no es así. Miami, Aruba, Puerto Ordaz, Barcelona, Berlín, con paro, no importa, dale que dale con la blanca, dale que dale, dale, que le des, eso, sigue, dale que dale con la blanca. Plomo. El rey de la noche. El rey con pies de barro. El rey con pies de plomo. Plomo. El rey a secas. El rey ha muerto. Viva el rey. El rey enamorado de verdad. Hastiado del pretérito. Regenerado. Ilusionado. blanca se va como maría y los corazones y los mitsubishis y las estrellas y C y R y K y el pie que se tropieza con la pata de la cama que no tengo y caigo fuerte como un duende obeso y el rey que ya no es rey y que no lo fue jamás aunque lo creyera y el miedo a que no lo amen ahora que alimenta a los cerdos lo fulmina y lo vulnera y lo enferma y le quita el sueño y le hace callar y vomitar y no querer despertar hasta que se haya ido de nuevo todo lo nuevo para volver a ser el de antes y dejar de tener miedo y hacerlo en serio y dejarse escurrir como un recuerdo en sepia, sin dientes y legendario, como la espuma de los días, mientras el maldito duende que escribe su vida piensa qué decir.