Friday, August 31, 2007

Right Where It Belongs


See the animal in his cage that you built,
Are you sure what side you're on?
Better not look him too closely in the eye,
Are you sure what side of the glass you are on?
See the safety of the life you have built,
Everything where it belongs
Feel the hollowness inside of your heart,
And it's all... right where it belongs

What if everything around you,
Isn't quite as it seems?
What if all the world you think you know,
Is an elaborate dream?
And if you look at your reflection,
Is it all you want it to be?
What if you could look right through the cracks,
Would you find yourself... find yourself afraid to see?

What if all the world's inside of your head?
Just creations of your own
Your devils and your gods all the living and the dead
And you're really all alone
You can live in this illusion,
You can choose to believe.
You keep looking but you can't find the woods,
While you're hiding in the trees

What if everything around you,
Isn't quite as it seems?
What if all the world you used to know,
Is an elaborate dream?
And if you look at your reflection,
Is that all you want to be?
What if you could look right through the cracks,
Would you find yourself... find yourself afraid to see?

Nine Inch Nails

Dizzy


Esta mañana algo cambió.
Demasiado tiempo sin buscar formas en las nubes. Miento. Siempre lo hago, pero nunca encuentro nada.
Hoy me topé con varios nombres. La gran mayoría desconocidos, unos pocos que sí me llevaron a creer en aquello que desde siempre me había dado miedo. Volví a ver todo borroso, como a través del culo de una botella de vino blanco. Volví a temer estar volviéndome loco.

Cierro los ojos.

Escucho el chelo afinado de un futuro que no me pertenece. El rugido de un león en technicolor. El tic de la teclas que esperan por mí. El suave respirar de mi chica en mi cuello. El caudal ruidoso del río Orinoco. Palabras en francés que entiendo aunque nunca haya estudiado francés. La lluvia que no cae salvo cuando estoy enfermo. El vidrio roto de sesenta mil corazones cristalinos. El diablo cobrándome el alma que le vendí a plazos.
De nuevo soy el centro del mundo.
La única máscara que he destruído es la mía.
Esta mañana estuve clínicamente muerto por 5 segundos y fui feliz allí, lejos de ti.
Donde todos los que están son esqueletos danzantes que no buscan nada.
Donde la gran ironía es saber que estás realmente vivo.

Friday, August 17, 2007

Todas las mentiras de las que me acuerdo


Hoy desperté sabiendo que soy un minusválido cerebral, poco más que un animal de circo. Tengo demasiadas ganas de escribir y no muchas de seguir viviendo. Mi semana es una contradicción de la que no me acuerdo, a menos que ya no esté (de nuevo) enriqueciendo a otros, (de nuevo) bajando la cabeza, (de nuevo) resignándome, (¿hasta cuándo?) desplazándome vertiginosamente hacia ese punto donde la necesidad te ha lacerado lo suficiente para que te olvides de quién querías ser.
Si tengo suerte tendré sexo conmigo mismo esta noche.

Entiendo que te aburras de leerme.
Lo entiendo. Lo entiendo. Lo entiendo.

Quizás, y en esto estoy siendo demasiado complaciente conmigo, te parece que lo que lees es desmesuradamente parecido a lo que piensas. Quizás sucede todo lo contrario. No lo sé y ciertamente sí me importa. Me importa lo que pienses porque escribir ya no es un hobbie, una travesura para mis ratos libres. Me importa porque si no te gusta lo que lees no comeré, no tendré un sitio para vivir, no sobreviviré.

Yo, con mi manía de imitar las letras de Palahniuk, Easton Ellis y Loriga, de fusilarme como imbécil la vida en espiral de Dostoievski y Dick, de querer tener al menos un porcentaje de la dignidad de Borges, tengo tantas manos en el volante que no dejo de dar vueltas en círculo.

Tengo miedo de morirme de hambre si mi novela no llega a tus manos.
Tengo miedo de morirme de sueño.
Tengo ganas de morirme sin más.

Y hace tiempo que no me pasaba eso.

Si fuera por mí, cambiaría esa foto mía en la que estoy a punto de reír. Porque esta mañana, así, temprano, fumándome mi primer cigarrillo del día, siento más que estoy a punto de quedarme sin sonrisa.

Que me entienda quien quiera entenderme.
Yo no quiero que me entiendas.
Yo quiero mucho más.
¿Entiendes?

X

Wednesday, August 01, 2007

Subway


Estoy muriéndome.
Cambio de canal. Cambio de canal. Cambio de canal.
Nada se parece a lo que quisiera que fuera.
Todo es igual a lo que deseo y mis deseos no son para nada elogiables.
Me bañe como se bañan las princesas violadas, pasándome el jabón con fuerza sobre la piel, esperando que se convirtiera en lija y que el suelo de la bañera se tiñera de sangre y que el drenaje se tapara con un amasijo de tiras de carne de sifrina sucia de tanto perfume y besos de chicos y chicas a oscuras en aquel sótano que es más real que el que dibujé anoche.
No sé qué hora es.

(Subway)

Se estrellaron.
Uno sobre otro.
Yo no estuve allí pero vi las imágenes en TV cuando las pusieron en las noticias.
Eran idénticas a los garabatos de mi cabeza. Exactas. Pero no tenían color.
Nunca he sido buena poniéndole color a las cosas. Soy más una chica de blanco y negro. Pero cuando vi las imágenes del accidente en TV al color lo eché de menos, sobre todo al rojo.
Puede que el accidente haya sido exactamente igual al garabato que estaba en mi cabeza. Pero cuando lo puse en papel, con sus líneas temblorosas y milimétricamente escalofriantes, no daban tanto miedo como ahora que las veo en la pantalla.
En TV siempre existe el riesgo de ver sangre.
Y aunque no la veas, lo realmente terrorífico es que sabes que está ahí.
Cambio de canal.

Puede que sea normal sentirse culpable. Pero el hecho de que sea normal no implica que termine por acostumbrarme.
Estoy muriéndome de la misma forma en que nos estamos muriendo todos.
La diferencia es que me dijiste que hoy y todos los días yo era la única responsable.

Así que me fui al sótano, dejé que me tomaran, dejé que me dejaran devorarles el sexo con avidez, dejé que me acabaran en los ojos, en los senos, en la boca. Poniéndole una curita a los muertos que llevo encima. Limpiándome el alma con la simiente de todos los pecadores.
Y luego prendí la TV y vi el accidente que había imaginado y me di cuenta de que tenemos el poder de desear mucho las cosas y el defecto de vernos en la obligación de arrepentirnos por haberlo deseado.

No sé si me entiendes.
Pero de entender no es que se trata la vida.
Se trata de vivirla.
O mejor dicho.
De hacer todo lo posible por ir a toda velocidad hasta la muerte.

Estoy sucia.
Pero no quiero lavarme el cabello.
Prefiero cortármelo.
Y parecerme más a ti.
Ser peor.
Peor que tú.

Ken, maldito seas.
Todo lo que me duele es gracias a ti.

(Extracto del diario de Barbie, 2006)